El error que te cuesta victorias Los campeones imprescindibles de cada temporada de LoL

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¡Madre mía, qué montaña rusa es el LoL! Cada temporada nos trae un sinfín de emociones y, por supuesto, cambios drásticos en el meta. Personalmente, he pasado incontables horas analizando cada parche, y la verdad es que siempre hay un campeón “hotfix” que de repente domina la Grieta del Invocador.

¿Te ha pasado que te enfrentas a uno y sientes que está roto, que no hay forma de ganarle? Esa sensación es real y es porque Riot Games, en su afán por equilibrar, a veces lanza ajustes que catapultan a ciertos personajes al estrellato temporal.

Es fascinante ver cómo la comunidad se adapta y descubre las nuevas joyas de cada parche, o cómo un campeón olvidado resurge de sus cenizas para volverse imparable.

Descubramos exactamente por qué y cuáles han sido esos campeones que han revolucionado cada temporada.

La Ascensión Imparable de los Asesinos Clásicos

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¡Ay, qué tiempos aquellos cuando el mapa era más oscuro y las torres no eran tan intimidantes! Recuerdo perfectamente cómo, de repente, ciertos asesinos parecían surgir de la nada para dominar la Grieta.

No me refiero solo a los que siempre estuvieron ahí, sino a esos que, tras un ajuste de números o una pequeña revisión en sus habilidades, se convertían en máquinas de matar imparables.

Era una sensación agridulce: por un lado, una alegría inmensa si los tenías en tu equipo; por otro, una frustración que te carcomía si los veías en el bando enemigo.

Hablo de esa época donde un Zed o una LeBlanc bien jugados podían borrarte del mapa antes de que tus dedos reaccionaran. ¡Cuántas veces grité a la pantalla, “¡Está roto!”, mientras veía mi barra de vida desaparecer en milisegundos!

Este fenómeno era especialmente notorio en temporadas tempranas, donde el poder de los campeones escalaba de una manera que hoy nos parecería absurda, pero que en aquel entonces dictaba el ritmo de cada partida.

Personalmente, me encantaba jugarlos, sentir esa adrenalismo de entrar, reventar a un ADC y salir ileso, era una droga pura. Pero cuando te tocaba jugar contra ellos, tenías que rezar para que tu equipo tuviera el CC necesario, y aun así, no era garantía de nada.

Era como intentar atrapar una anguila con las manos mojadas.

1. El Terror de las Sombras: Zed y el Escalado de Daño

¿Quién no ha sufrido el baile de las sombras de Zed? Hubo un momento, mi gente, en que este campeón era el auténtico rey del carril central. No importaba cuán bien jugaras, si él conseguía una o dos muertes tempranas, el resto de la partida se convertía en una pesadilla.

Su daño base, combinado con el escalado de su definitiva y las oportunidades de jukear con sus sombras, lo convertían en una amenaza constante. Mi experiencia con él fue bipolar: o lo pickeabas y te sentías el mejor jugador del mundo, o te tocaba enfrentarlo y deseabas que Riot lo nerfeara a la invisibilidad.

Las cadenas de asesinatos eran su pan de cada día, y lo peor de todo es que no podías pillarle. Era demasiado escurridizo, demasiado rápido, y ese sonido de su definitiva marcando a un aliado…

¡escalofriante! La comunidad lo pedía a gritos, era un campeón que te obligaba a comprar Fajín de Mercurio sí o sí.

2. La Ilusionista Indetectable: LeBlanc y el Burst Inmediato

LeBlanc… ¡Qué decir de LeBlanc! Hubo parches donde su capacidad para explotar a un objetivo era simplemente insultante.

Con solo dos habilidades y un par de autoataques, podías ver a tu tirador desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Lo que la hacía tan frustrante era su movilidad extrema: entraba, mataba y salía antes de que tus tanques pudieran siquiera reaccionar.

Jugar contra ella era un ejercicio de paranoia constante, siempre esperando el momento en que apareciera de la nada para borrarte. Recuerdo una partida en la que me hizo una cuádruple en la jungla en menos de 5 segundos, ¡una locura!

Su mecánica de clon, que la hacía casi inatrapable, sumado a su daño, la convirtió en una de las reinas indiscutibles de las partidas de alto nivel durante un tiempo.

Te obligaba a pensar cada movimiento, a no separarte de tu equipo, o eras el próximo en caer.

La Fortaleza Imbatible: Cuando los Tanques Eran Muros Infranqueables

Hubo un periodo en League of Legends donde la supervivencia lo era todo, y los tanques no eran solo “resistentes”, eran auténticas fortalezas andantes.

Estoy hablando de esas épocas en las que veías a un Cho’Gath con veinte mil de vida o un Maokai que se negaba a morir sin importar cuánto daño le metieras.

Era una estrategia frustrante para los equipos enemigos, porque parecía que podías golpearles con todo lo que tenías, lanzarles hasta el último hechizo, y aun así seguían ahí, aguantando, absorbiendo daño y controlando peleas de equipo sin despeinarse.

Recuerdo una vez que jugué contra un Sion que parecía una raid boss; no había forma humana de matarlo. Mis tiradores lloraban, mis magos se quedaban sin maná, y él simplemente se reía, mientras nos seguía golpeando con su hacha.

¡Era desesperante! No era divertido para nadie, excepto para el jugador del tanque, claro está.

1. El Rey del CC: Maokai y su Persistencia

Maokai ha tenido sus momentos de gloria, y no me refiero solo a ser un buen iniciador. Hubo un punto en el que su combinación de curación, resistencia y control de masas lo hacía prácticamente inmortal.

Podía quedarse en la línea superior durante siglos, recuperando vida con sus pasivas y absorbiendo gankeos como si nada. Luego, en las peleas de equipo, su definitiva era una pesadilla.

La de veces que me quedé atascado en su charco, recibiendo daño y sin poder escapar, mientras mi equipo intentaba lidiar con el resto de su frontline.

Jugar contra un Maokai bien fedeado era como intentar derribar un roble milenario con un cortauñas. La gente se quejaba de su infinita capacidad de aguante, era una pesadilla para los campeones de daño sostenido.

2. El Demonio de la Vida: Sion y su Explosión de HP

Sion, oh Sion. Este campeón tuvo una etapa donde su capacidad de acumular vida con su pasiva de la W lo convertía en un monstruo. Era literalmente una carrera contra el tiempo para el equipo enemigo, porque si la partida se alargaba, Sion se convertía en una montaña de puntos de vida imparable.

Su definitiva, además, le permitía iniciar peleas desde cualquier parte del mapa, atravesando muros y líneas enteras como un tren descontrolado. He visto Siones con más de 10.000 de vida que simplemente se paseaban por la base enemiga absorbiendo disparos de torretas sin pestañear.

Mi frustración cuando un Sion enemigo llegaba a ese punto era inmensa. Te sentías completamente impotente, como si tus ataques fueran cosquillas para él.

El Reino de la Ráfaga Mágica: Cuando los Magos Incineraban Todo

Si los tanques eran muros, los magos en ciertas temporadas eran lanzallamas portátiles. Recuerdo perfectamente esas épocas donde los campeones AP no solo tenían una cantidad de daño absurda, sino que sus habilidades tenían un rango tan amplio que te podían explotar desde la pantalla de al lado.

Era como jugar a esquivar misiles teledirigidos. No había escapatoria. Una vez que un mago como Syndra o Zoe te pillaba con una de sus habilidades clave, la pantalla se ponía en blanco y solo podías ver el contador de tu tiempo de reaparición.

La impotencia era palpable, porque sentías que no podías ni acercarte a ellos sin ser volatilizado. Personalmente, me encantaba jugar con estos magos, sentir ese poder bruto de borrar a alguien del mapa con una sola combinación de hechizos.

Pero cuando estaban en el equipo contrario… ¡Ay, qué dolor de cabeza!

1. La Soberana de la Dispersión: Syndra y su Poder Demoledor

Syndra ha tenido varios picos de poder, pero hubo uno en particular donde su burst era simplemente ridículo. Su capacidad para invocar múltiples esferas y luego lanzarlas con su Dispersar a los Débiles, aturdiendo y haciendo un daño masivo, era la clave.

Podía matar a un objetivo squishy con una sola rotación, incluso a un tanque si estaba lo suficientemente fed. Mi experiencia con ella es de admiración y terror a partes iguales.

Admiración por la habilidad requerida para manejarla a la perfección, y terror al ver cómo mi barra de vida desaparecía cuando me alcanzaba una de sus esferas oscuras.

Los mid-laners solíamos banearla constantemente por su dominio absoluto.

2. La Pequeña Traviesa: Zoe y sus Burbujas de Ensueño

Zoe fue, y sigue siendo hasta cierto punto, una de las campeonas más irritantes de jugar en contra. Su Q con el rango extendido y el E que te dormía desde la pantalla de al lado…

¡madre mía! Podía lanzarte una burbuja desde fuera de tu visión y si te alcanzaba, estabas muerto. Recuerdo innumerables veces que me dormía una Zoe desde la niebla de guerra y, antes de que pudiera despertar, la estrella gigante ya estaba en camino.

La gente se quejaba amargamente de su capacidad para castigar el más mínimo error de posicionamiento. Era una campeona que te hacía dudar cada paso que dabas.

Los Portadores de la Victoria: La Dictadura de los Tiradores Implacables

Ah, los tiradores. La columna vertebral de cualquier composición, ¿verdad? Pero hubo épocas, queridos míos, donde no eran solo importantes, eran los dioses indiscutibles de la Grieta.

Me refiero a esos parches donde un ADC bien farmeado, con un par de objetos, podía simplemente hacer clic derecho y ganar la partida él solo. No importaba que tu jungla estuviera feed, que tu midlaner reventara, si el tirador enemigo se ponía por delante, era un game over.

Era una sensación de desequilibrio total, donde toda la estrategia giraba en torno a proteger al ADC. ¡Cuántas veces he visto a un solo tirador dar la vuelta a una pelea de equipo que estaba completamente perdida!

Mi experiencia en la línea inferior en esos momentos era un sube y baja de emociones. O te convertías en el carry de la partida, o eras la diana de todos los enemigos, sin término medio.

La presión sobre los tiradores era inmensa, pero la recompensa, si lo hacías bien, era la victoria segura.

1. La Cazadora Silenciosa: Kai’Sa y su Adaptabilidad Letal

Kai’Sa es un buen ejemplo de cómo un tirador, con los objetos correctos y una pequeña ventaja, podía volverse imparable. Su kit le permitía adaptarse a casi cualquier situación, ya sea como una asesina de corta distancia o una tiradora de rango.

Hubo un momento en que su daño mixto y su capacidad de divear con su definitiva la convertían en una pesadilla. Podía flanquearte, entrar en la backline y salir antes de que nadie pudiera reaccionar.

Personalmente, me frustraba enormemente su capacidad para desaparecer de mi vista y reaparecer justo donde no quería que estuviera.

2. El Puesto de Control: Kog’Maw y el Daño Porcentual de Vida

Kog’Maw, el “cañón de artillería viviente”, tuvo un periodo donde su daño porcentual de vida lo hacía un monstruo contra tanques y campeones con mucha vida.

Era como tener un mini Barón en tu equipo. Una vez que tenía un par de objetos y su equipo le protegía, simplemente destrozaba todo lo que se ponía delante.

La sensación de verlo con el W activo, disparando sin parar, era de pura devastación. Los jugadores de tanques lo odiaban, porque sentían que toda su vida no servía para nada contra él.

El Juego del Gato y el Ratón: La Jungla y sus Depredadores Acechantes

La jungla, ese lugar misterioso y crucial donde se decide gran parte del juego temprano. Hubo temporadas en que ciertos junglas, gracias a unos pequeños retoques, se convertían en auténticos depredadores.

Su capacidad de gankear, de controlar objetivos y de presionar las líneas era tan abrumadora que, si te tocaba contra uno de ellos, sentías que estabas jugando un juego de terror constante.

¡La niebla de guerra te parecía un monstruo! Era imposible sentirte seguro en tu línea, siempre con la paranoia de que el jungla enemigo iba a aparecer de la nada para arruinarte la vida.

Personalmente, cuando jugaba jungla y tenía a uno de estos campeones dominantes, sentía que tenía el control total de la partida. Pero cuando eran mis enemigos, mi corazón se ponía a mil cada vez que veían una alerta de “¡Enemigo desaparecido!”.

1. El Monstruo del Abismo: Rek’Sai y su Presión Temprana

Rek’Sai es un ejemplo clásico de un jungla que, en ciertos parches, se volvía insoportablemente fuerte en el juego temprano. Su capacidad de gankear desde ángulos inesperados con su túnel, combinada con su daño explosivo, la convertía en una amenaza constante.

Podía hacer un campamento, tunelar al carril, gankear y volver a la jungla antes de que supieras qué había pasado. Jugar contra ella era como intentar leer el futuro, siempre adivinando por dónde iba a aparecer.

¡Cuántas veces me gankeó por la espalda y no tuve escapatoria!

2. El Demonio de la Lanza: Elise y su Control de Mapas

Elise es otro jungla que ha tenido sus momentos de dominio absoluto. Su kit, con la araña pequeña que le da visión, el stun de la burbuja y la capacidad de sumergirse en su forma de araña para esquivar daño o dives, la convertía en una pesadilla.

Era increíblemente buena presionando a los carriles, gankeando temprano y controlando dragones y Barones. Te sentías completamente ahogado por su presencia constante en el mapa.

La sensación de estar atrapado en su red era horrible.

La Evolución del Metajuego: Campeones que Redefinieron Estrategias

Cada cierto tiempo, no es solo que un campeón esté “roto”, sino que su kit, o un cambio en los objetos, permite una sinergia que altera por completo la forma en que se juega el juego.

Hablo de esos campeones que, de la noche a la mañana, hacen que ciertas composiciones o estrategias se vuelvan obsoletas, o que, por el contrario, abran un abanico de posibilidades nunca antes vistas.

Es fascinante ver cómo la comunidad, de manera orgánica, descubre estas interacciones y cómo se propaga la nueva forma de entender el meta. Recuerdo cómo de repente, un objeto se volvía “core” para un campeón que antes ni lo miraba, y eso lo catapultaba a la cima.

Mi experiencia me dice que estos cambios, aunque a veces frustrantes al principio por tener que desaprender lo aprendido, son los que mantienen el juego fresco y emocionante.

Son la esencia de la evolución de League of Legends, la sal de la vida de este MOBA.

1. El Jinete de la Pesadilla: Hecarim y la Velocidad de Terror

Hecarim ha pasado por fases en las que su velocidad de movimiento y su daño con la E lo hacían una máquina de atropellar enemigos. Combinado con ciertos objetos de velocidad, podía cruzar el mapa a la velocidad de la luz y gankear de una forma que nadie esperaba.

Lo que lo hacía tan impactante era su capacidad para iniciar peleas desde tan lejos y su daño inesperado. La de veces que vi a un Hecarim salir de la nada, tirando a mi ADC hacia su equipo, y la pelea de equipo se acababa antes de empezar.

2. El Rey Demonio: Azir y el Control de Zona Absoluto

Azir, cuando estaba fuerte, era la definición de control de zona y daño sostenido. Su capacidad para invocar soldados de arena y reubicarlos le permitía tanto presionar torres de manera segura como controlar peleas de equipo con su definitiva, que podía empujar a todo el equipo enemigo.

Era un campeón muy difícil de jugar, pero en las manos correctas, era imparable. Mi experiencia viéndolo en juego profesional era pura maestría, moviendo a sus soldados como un titiritero.

La gente se quejaba de que era imposible acercarse a él sin ser diezmado por sus soldados.

Campeón Rol Principal Impacto en el Meta (Ejemplo de Parche) Razones Clave de Su Dominio
Zed Asesino (Mid) Parches de escalado de Letalidad temprana Daño explosivo, gran movilidad, imposible de atrapar si se usaba bien.
Maokai Tanque (Top/Jungla) Cambios en objetos de tanque y resistencias base Curación excesiva, CC constante, dificultad para eliminarlo en peleas largas.
Syndra Mago (Mid) Ajustes en el daño base y escalado de sus habilidades. Rango de burst, facilidad para “one-shotear” objetivos squishy.
Kai’Sa Tirador (ADC) Introducción de ciertos objetos de daño o ajustes de sus evoluciones. Daño mixto, movilidad para flanquear y asesinar, adaptabilidad.
Rek’Sai Jungla Nerfeos a otros junglas o cambios en la velocidad de limpieza de jungla. Gankeos inesperados, alta presión temprana, visión con su pasiva.

El Baile de los Equilibradores: Cómo Riot Intenta Mantener la Grieta Justa

Es fácil quejarse de los campeones que están rotos, y creedme, lo he hecho mil veces. Pero también es importante reconocer el inmenso trabajo que Riot Games realiza para intentar mantener el equilibrio en un juego tan complejo y con tantos elementos variables como League of Legends.

Cada parche es un rompecabezas. Cuando nerfean a un campeón que estaba dominando, la comunidad respira aliviada, pero luego, otro campeón inevitablemente toma su lugar en el trono.

Es un ciclo sin fin, una constante danza de nerfeos y buffs, de objetos que cambian y runas que se reajustan. Mi perspectiva es que, aunque a veces parece que van dando palos de ciego, el objetivo es siempre el mismo: intentar que la experiencia sea lo más justa y divertida posible para todos.

Y en un juego donde hay más de 160 campeones y miles de interacciones posibles, eso es una tarea titánica.

1. La Lógica detrás de los Ajustes Rápidos: Hotfixes y Parches

Los famosos “hotfixes” son esas pequeñas correcciones que Riot lanza fuera del ciclo normal de parches. Cuando un campeón está realmente desbocado y arruinando la experiencia de juego, un hotfix es como un bombero apagando un fuego.

Recuerdo cómo algunas veces un campeón salía completamente desproporcionado, y la comunidad entera explotaba, pidiendo un ajuste inmediato. Esos hotfixes son cruciales para la salud del juego a corto plazo, aunque a veces metan la pata y generen otros desequilibrios.

La velocidad con la que reaccionan a veces me sorprende.

2. El Impacto en la Experiencia del Jugador: Adaptación y Frustración

Para nosotros, los jugadores, cada cambio en el meta es una oportunidad de aprender o una fuente de frustración. Cuando tu campeón favorito es nerfeado, se siente como una traición.

Pero cuando un campeón que detestabas jugar contra él recibe un nerfeo, es pura alegría. La clave para seguir disfrutando de LoL es la capacidad de adaptación.

Los jugadores que aprenden a dominar los campeones del meta o a contrarrestarlos son los que más éxito tienen. Es un constante aprendizaje, una y otra vez.

Te obliga a salir de tu zona de confort y probar cosas nuevas, lo cual, a la larga, es bueno para tus habilidades.

Para Concluir

Y así, mis queridos invocadores, llegamos al final de este viaje nostálgico por la Grieta del Invocador. Es increíble cómo, a lo largo de los años, League of Legends ha mantenido esa chispa de emoción y frustración gracias a su constante evolución. Recordar a esos campeones que, de repente, lo dominaban todo, me hace darme cuenta de lo mucho que hemos aprendido y desaprendido. Es un baile interminable entre el poder y el equilibrio, una partida de ajedrez donde las piezas cambian cada pocas semanas. Pero es precisamente esa impredecibilidad lo que nos mantiene enganchados, ¿no creen?

Al final, lo que me llevo de todas estas experiencias es que LoL es un juego de adaptación. Si no te adaptas, mueres. Y aunque a veces duela ver cómo tu campeón favorito cae en el olvido por un nerfeo o cómo te borran del mapa en un segundo, siempre hay algo nuevo que aprender, un nuevo truco que dominar, o un nuevo “campeón roto” al que temer. ¡Es la magia del juego!

Información Útil

1. Mantente al día con los parches: La información es poder. Leer las notas de cada parche te dará una ventaja significativa, ayudándote a entender qué campeones están fuertes (o débiles) y qué objetos son clave.

2. La adaptabilidad es clave: No te cases con un solo campeón si no está en el meta. Ser capaz de jugar varios roles y campeones te hará un jugador mucho más versátil y exitoso a largo plazo.

3. Aprende de los profesionales: Observar a jugadores profesionales o streamers te puede dar ideas valiosas sobre qué campeones se están jugando, cómo se construyen los ítems y estrategias de juego que aún no has descubierto.

4. No subestimes el contra-pick: Elegir un campeón que contrarreste a los campeones enemigos puede darte una ventaja significativa en línea y en las peleas de equipo. Conocer los enfrentamientos es fundamental.

5. La frustración es parte del juego: Habrá partidas en las que te sentirás impotente. Es normal. Tómate un descanso, analiza qué podrías haber hecho diferente y vuelve a intentarlo con una mente fresca.

Puntos Clave a Recordar

El meta de League of Legends está en constante flujo, con asesinos, tanques, magos, tiradores y junglas dominando en diferentes parches. Estos ciclos de poder son impulsados por ajustes de Riot Games en campeones, objetos y runas, que buscan mantener un equilibrio dinámico.

Para los jugadores, la clave reside en la adaptación, el aprendizaje constante y la capacidad de entender y aprovechar los cambios del juego para seguir disfrutando de la Grieta del Invocador.

Preguntas Frecuentes (FAQ) 📖

P: Mira, justo como decías al principio, uno se encuentra de golpe con campeones que, de un parche para otro, parecen “rotísimos” y uno no entiende por qué. ¿Cuál crees que es la verdadera razón detrás de esos cambios tan drásticos que desequilibran tanto la Grieta?

R: ¡Uf, esa pregunta me toca la fibra sensible! Te lo juro, a mí me ha pasado un millón de veces. Recuerdo, por ejemplo, cuando a un campeón le cambian una sola estadística base o la progresión de una habilidad, y de repente, ¡BOOM!
Se convierte en un monstruo. A veces es algo sutil, como la reducción de enfriamiento en una habilidad clave o un pequeño aumento en el daño base, que en el papel no parece gran cosa, pero en la práctica, especialmente en las manos adecuadas, rompe el juego.
Mi teoría, y lo he visto una y otra vez, es que Riot prueba en entornos controlados, pero el caos de la Grieta real, con miles de millones de interacciones entre campeones, objetos y estrategias, es imposible de simular por completo.
Así que lanzan el parche, y es la comunidad la que descubre los combos letales, las sinergias “injustas”. Es como si te dieran un coche nuevo y el primer día descubrieras que tiene un botón turbo escondido que no sale en el manual.
¡Frustrante, pero a la vez fascinante ver cómo evoluciona todo!

P: Has mencionado que la comunidad se adapta súper rápido y descubre las “nuevas joyas” del parche. Desde tu experiencia, ¿cómo crees que los jugadores, y tú mismo, logran descifrar el meta tan velozmente y encontrar esas sinergias que antes no existían?

R: ¡Ah, esto es pura adrenalina! Al principio de cada parche gordo, la Grieta es un manicomio. Ves de todo, la gente experimenta con builds locas, campeones que ni recordabas aparecen de la nada.
Yo, personalmente, lo primero que hago es ver a mis streamers favoritos, esos que son unos cracks y prueban las cosas más raras. Es increíble cómo algunos tienen ese olfato para lo que va a funcionar.
Luego, me meto en partidas normales para probar yo mismo, sin la presión de las rankeds. No te voy a mentir, las primeras veces te sientes un poco perdido, pero poco a poco, empiezas a ver patrones.
“¡Ah, mira, este campeón con este objeto está haciendo mucho daño!” O “¡Vaya, esta combinación de runas es letal!” Y lo genial es que, en cuestión de días, la información se comparte como la pólvora en foros, redes sociales, vídeos de YouTube…
La comunidad es un cerebro colmena, y ese proceso de prueba y error colectivo es lo que hace que el meta se asiente. Es una carrera contrarreloj por dominar lo nuevo antes que el resto.

P: Ya que hablamos de campeones que revolucionan el juego, ¿podrías compartir algún ejemplo memorable de un campeón que haya estado “olvidado” y de repente, de la nada, resurgió para volverse imparable, tal como lo experimentaste o lo viste en la Grieta?

R: ¡Claro que sí! Uno que me viene a la mente de inmediato y que me dejó con la boca abierta fue Maokai. Durante mucho tiempo, Maokai era…
pues eso, un tanque aburrido que veías de vez en cuando, pero que no destacaba. Yo lo jugaba en ARAM a veces, pero en la Grieta, ¡ni de chiste! Y de repente, llegó un parche, no recuerdo si fue por un cambio directo a él o por una modificación a un objeto tanque específico o incluso una runa.
La cosa es que, de un día para otro, ¡estaba en todas partes! En top, en la jungla, incluso en support. Se volvió un muro inamovible, con un control de masas brutal y un aguante que te hacía pensar: “¿Cómo demonios mato a esto?”.
Recuerdo una partida en la que me tocó contra uno y pensé que la teníamos ganada, pero el tío era indestructible. Literalmente me volví loco intentando bajarlo, y al final nos stompeó él solo.
Esa sensación de impotencia ante un campeón que antes era una mosca y ahora es un elefante, ¡es algo que se te queda grabado! Fue una resurrección épica que cambió la forma de jugar contra los tanques por un buen tiempo.